Evaluación de un objeto

Con objeto nos referimos tanto a proyectos, productos, instituciones, trabajos ya realizados, empresas, organizaciones, sociedades o cualquier elemento a evaluar que no tenga una dimensión autoconsciente, como un ser humano. Podemos poner como ejemplo algunas de las dimensiones que estos tienen, sin perjuicio de que otras dimensiones puedan ser analizadas y añadidas atendiendo a los objetivos y criterios de evaluación. Para establecer la clasificación de las diferentes dimensiones de un objeto, atenderemos a las características internas y a las relacionales, tanto de recepción como de proyección:

Dimensiones a analizar de un objeto:

• Características internas: aquellas características inherentes al objeto (dureza, consistencia, estructura, coherencia, etc.).
• Características relacionales: aquellas características del objeto que lo sitúan en relación con el medio en que se inserta.
• Recepción: características del objeto que pueden ser afectadas por el medio (se rigen por la adaptabilidad, pero también puede estar involucrada la creación de nuevas partes o la destrucción, por ejemplo, un objeto como una empresa de cosméticos puede necesitar de un cambio en su planteamiento o incluso llegar a destruirse si el medio en que se inserta está súperpoblado de empresas similares, o el entorno social considera que maquillarse va contra las normas morales).
• Proyección: características de un objeto que pueden afectar al medio (por ejemplo el nivel de toxicidad de un producto puede afectar negativamente al medio, o la introducción de una institución o una investigación científica que defienda y actúe a favor de los derechos de las personas inmigrantes puede afectar positivamente al medio aumentando la calidad de vida de estas personas).

Todas estas dimensiones pueden ser divididas para dotar de más especificidad a la clasificación (por ejemplo, podemos dividir las características internas de objeto en una clasificación que se base en las distintas funciones que desempeña cada parte, un proyecto de un centro educativo, por ejemplo, puede analizarse como un todo, pero también pueden distinguirse subsistemas como el papel que recoge para el profesorado, los departamentos, los alumnos, las medidas educativas en función de áreas de aprendizaje o madurez del alumnado, el presupuesto, etc. Las características relacionales también pueden ser más específicas, por ejemplo, las proyectivas pueden clasificarse en función de los ámbitos con los que se relaciona el objeto, en el caso del proyecto de un centro educativo pueden aislarse las relacionadas con el impacto ecológico de sus medidas, el impacto social, el económico, el educativo en concreto en el área de matemáticas, etc.).