Experimentación sin consecuencias

Los videojuegos constituyen un entorno de experimentación sin consecuencias. Esto puede parecer irrelevante en determinados contextos educativos, especialmente en educación primaria, en los cuales lo que se está evaluando son las competencias adquiridas, por ejemplo, en matemáticas o idiomas, pero si pensamos en la evaluación dentro de otros ámbitos se convierte en una enorme ventaja.

Poder hacer la evaluación de un médico, químico, piloto o de un inversor de bolsa, sin el riesgo de poder matar al paciente, causar una explosión que provocaría daños materiales y humanos, o sin el riesgo de estrellarse o asumir pérdidas millonarias, tiene una clara ventaja sobre la evaluación convencional.

Experimentar sin consecuencias también trae adosada la ventaja de que puede despertar la creatividad del alumno animándole a arriesgarse a hacer cosas que, en situaciones reales sería incapaz de hacer. En un proceso de evaluación inicial o en el modelo de evaluación continua formativa, por ejemplo, el uso de videojuegos es idóneo en este sentido. Los estudiantes pueden verse motivados a intentar resolver situaciones o responder preguntas por el reto que plantean, familiarizándose de este modo con el contexto o marco cognitivo de la formación que están recibiendo, aprender por el método de ensayo y error y experimentar adoptando diversas perspectivas ante un mismo caso (siempre que el videojuego cuente con la opción de repetir) que puedan ofrecerle una visión global y le ayuden a desarrollar el denominado pensamiento lateral.

Podemos entonces afirmar que la evaluación con videojuegos, al realizarse en un entorno de experimentación sin consecuencias, tiene las siguientes ventajas respecto de los métodos de evaluación tradicionales:

• Permite evaluar prácticas de riesgo sin las implicaciones negativas que podrían tener en un entorno real formativo o no (evaluar las posibilidades de una crisis nuclear ante determinados experimentos, evaluar las habilidades quirúrgicas de un estudiante, etc.).
• Contribuyen a despertar la creatividad y la iniciativa personal al permitir experimentar con opciones inicialmente no previstas.
• Estimulan la visión y el pensamiento lateral por su componente experimental, que nos permite resolver problemas de diferentes modos, lo que nos aporta una perspectiva más global de la materia. Videojuegos de simulación, resolución de problemas de forma creativa, etc. son los más apropiados para el desarrollo de este tipo de pensamiento.
• Por todas estas características, los videojuegos son una herramienta idónea para la evaluación procesual y formativa que implica a los estudiantes o a los responsables de un proyecto directamente con la evaluación, fomentando el aprendizaje significativo y activo.