
¿Qué es?
La asunción de una postura crítica frente a situaciones de desigualdad que avalan conductas discriminatorias y violentas contra la mujer se gesta en el desarrollo intrínseco de la persona. Teniendo en cuenta que en los primeros años de una persona, la mayor parte del tiempo se pasa en el centro escolar, hay que darle la importancia y el tiempo apropiados como espacio de preparación ante la futura vida como personas adultas. Asumir como naturales ciertos comportamientos socialmente atribuidos al género supone la continuidad en la trasmisión de estas ideas segregadoras; y es que si el profesorado – y con él todas las personas participantes de la comunidad educativa- no se cuestionan este tipo de comportamientos y la relevancia de los mismos, no se podrá prevenir la violencia sexista en el aula. Algunos ejemplos de ello:
- En los libros de texto se siguen imprimiendo imágenes en las que se atribuyen los roles tradicionales y claramente diferenciados para niños y niñas.
- Está comprobado que por asumir que los niños son más inquietos que las niñas reciben el 74% de la atención del profesorado.
- En el reparto de tareas en el aula se asume que las niñas van a ser más ordenadas y que los niños requieren de más espacio de expansión.